domingo, 28 de abril de 2013

Aires Mediterráneos

Hoy nos acercamos a una payesía mallorquina cuya reforma es muy acertada, tanto por el respeto a la arquitectura vernácula de la isla, el empleo de materiales, colores y texturas. 

La arquitectura de la isla se caracteriza por el color de una piedra autóctona, el Marès, (recibe su nombre por haberse formado cerca del mar). Una piedra calcárea, blanda y porosa, de tacto rugoso y caliente y de color claro y muy cálido. El natural aislamiento de la isla justificaba la necesidad de autoabastecimiento de sus habitantes. Por lo que el empleo exclusivo de Marès en la construcción tradicional se ha mantenido hasta ahora. Asimismo, la piedra siempre se ha combinado con madera, naturalmente de especies de la isla. 

Por lo tanto Marès y Madera caracterizan la arquitectura mallorquina. La vivienda que hoy os mostramos hereda esos rasgos de identidad y los actualiza de manera muy acertada. 

Al exterior mantiene los muros mejor conservados en Marès y luego ha optado por enfoscar el resto para igualar esa textura porosa e irregular de la piedra, sin tener que emplear nuevos materiales en la fachada. Se respetan las persianas mallorquinas de madera, que contrastan muy bien con el enfoscado.








 

En el interior se ha optado por un solado a base de microcemento en un color muy similar al Marès. El microcemento permite revestir amplias superficies sin la necesidad de juntas de dilatación, con la garantía de que éstas no van a agrietar. Esto otorga una atractiva continuidad en el plano de suelo y también con el plano de paredes, enlucidas y pintadas en un tono igualmente claro. Todo este exceso de luz mediterránea y continuidad se rompe con el empleo de madera en carpinterías y muebles.

Una proporción perfecta entre los tonos claros y la madera que dota a la casa de mucho equilibrio, sencillez y sobre todo una enorme calidez. 











imágenes:  Janne Peters



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